Amarillo pálido con reflejos dorados, perlage fino y persistente.
Las uvas, cultivadas en la provincia de Treviso, un santuario para esta variedad en el corazón del noreste de Italia, se cultivan con técnicas clásicas y tradicionales, preservando su calidad inalterada y la singularidad que distingue al Prosecco, el vino espumoso italiano por excelencia, aclamado y más vendido en todo el mundo. Su bouquet despliega notas afrutadas con matices prominentes de manzana, durazno blanco y cítricos. En el paladar, se revela fresco, delicado y equilibrado; una danza entre la acidez y la suavidad. Ideal para comidas completas, se combina divinamente con pasta y risottos, así como con platos principales de pescado.